24 de mayo de 2008

Condidición humana...

Sinceridad, honestidad, humildad, compasión y comprensión. El hombre (el varón tanto como la mujer), al fin y al cabo, no debería aspirar más que a eso.
Cuando aparece el egoísmo en el primer plano, se cae en la arbitrariedad, el nucleo elemental de la injusticia. Porque es arbitrario creer que sólo lo que nos conviene inmediatamente es válido, y en esa creencia, la integridad de los otros no cabe.
Entonces, y por eso, es preferible el espíritu de resignación que es capaz de someterse humilde, sincera, honesta y compasivamente a la razón de las cosas (la dolorosa razón de las cosas), que la soberbia engreída que construye verdades sólo donde se halla su conveniencia. Que la arrogancia pretensionsa de aquel que cree poseer la verdad, y de ese modo niega su propia vulnerabilidad, su propia falibilidad... Su condición humana.

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